sábado, 4 de junio de 2011

La Expansión Militarista de Japón

La Guerra Civil Española (1936-1939)

La Guerra Civil Española


Bajo el reinado de Alfonso XII (1902 – 1931) se agudizaron las divisiones sociales y políticas, en medio del naciente desarrollo industrial. Los obreros estaban en pésimas condiciones y fueron atraídos por partidos anarquistas y socialistas. Los campesinos, igualmente, sufrían miseria mientras los terratenientes y la burguesía industrial se beneficiaban. A estos malos se agregó el afán separatista de algunas regiones, principalmente Cataluña. Para poner fin a esta ola de violencia, el rey consintió en que el General Miguel Primo de Rivera ejerciera la dictadura durante 7 años (1923-1930), pero debió dimitir.
En las elecciones de 1931, las fuerzas republicanas obtuvieron la mayoría y se estableció una República, liberal y burguesa, pero que se orientó luego hacia el socialismo. La Constitución de 1931 tuvo ambos matices y proclamó la separación de la Iglesia y el Estado, así como la autonomía de Cataluña. Hacia 1934, se produjeron choques entre derechistas (monárquicos, centralistas y clericales) e izquierdistas (republicanos, socialistas, anarquistas y comunistas) sucediendo una ola de atentados, terror, saqueos a propiedades, templos y ataques a las comunidades religiosas.
El 17 de Julio de 1936 estalló el “alzamiento nacional” contra la República, dirigido por el General Francisco Franco y el partido Falange Española, cuya ideología era muy parecida a la fascista. Franco fue proclamado generalísimo y Jefe de Estado. La Guerra Civil se prolongó hasta 1939, cometiéndose terribles atrocidades producto de viejos odios y resentimientos contenidos, particularmente matanzas masivas contra el clero.

Italia y Alemania ayudaron con armas, alimentos y hombres a los nacionalistas, en tanto que Rusia y otros partidos comunistas ayudaron a los republicanos enviando a las brigadas rojas, convirtiéndose España en el terreno experimental donde se preparó la 2da Guerra Mundial. Terminado el conflicto, Franco inició la reconstrucción y modernización del país con apoyo de un solo partido, La Falange y del Ejército. Nominalmente España continuaba siendo Estado Monárquico, pero sin rey y bajo la jefatura de un Caudillo que reorganizó las Cortes y al Consejo del Reino. 

jueves, 2 de junio de 2011

El Surgimiento de los Estados Totalitarios

Tras la Primera Guerra Mundial, Europa comenzó a experimentar un cuestionamiento de los sistemas democráticos y su efectividad. Sin embargo, fue la Gran Depresión lo que generó la definitiva crisis de estos sistemas, trayendo consigo un malestar social generalizado. La democracia imperante no daba solución a los problemas de cesantía y estancamiento económico.
La izquierda comunista, fomentada en Europa  y el resto de Europa representó una opción política, representando una amplia mayoría en varios países. A su vez, el miedo a la vinculación comunista, trajo consigo el surgimiento de la adopción de otras posturas fascistas (totalitaristas) que atacaban al comunismo de forma directa, fomentando el nacionalismo y en el caso alemán fuertemente racista.

Este tipo de fascismos, se caracterizaron por ser antidemocráticos, con una fuerte influencia en el control absoluto sobre poblaciones. Así la URSS, Alemania e Italia, se manifestaron con el régimen totalitarista. Especialmente, los dos primeros, el Estado intentó vigilar todo, sin dar paso a la libertad de expresión, opinión, entre otras libertades inherentes a la condición humana, pretendiendo el Estado ejercer un control total sobre el escenario político, social, económico y cultural del Estado.
Finalmente, la existencia de una sociedad de masas fue lo que permitió el desarrollo del totalitarismo, así también la concentración de la población en ciudades y el dominio total que ejerció el Estado sobre cada individuo fue clave en la expansión de la doctrina, con el fin de mantenerla sometida a través de distintos métodos.