La Guerra Civil Española
Bajo el reinado de Alfonso XII (1902 – 1931) se agudizaron las divisiones sociales y políticas, en medio del naciente desarrollo industrial. Los obreros estaban en pésimas condiciones y fueron atraídos por partidos anarquistas y socialistas. Los campesinos, igualmente, sufrían miseria mientras los terratenientes y la burguesía industrial se beneficiaban. A estos malos se agregó el afán separatista de algunas regiones, principalmente Cataluña. Para poner fin a esta ola de violencia, el rey consintió en que el General Miguel Primo de Rivera ejerciera la dictadura durante 7 años (1923-1930), pero debió dimitir.
En las elecciones de 1931, las fuerzas republicanas obtuvieron la mayoría y se estableció una República, liberal y burguesa, pero que se orientó luego hacia el socialismo. La Constitución de 1931 tuvo ambos matices y proclamó la separación de la Iglesia y el Estado, así como la autonomía de Cataluña. Hacia 1934, se produjeron choques entre derechistas (monárquicos, centralistas y clericales) e izquierdistas (republicanos, socialistas, anarquistas y comunistas) sucediendo una ola de atentados, terror, saqueos a propiedades, templos y ataques a las comunidades religiosas.
El 17 de Julio de 1936 estalló el “alzamiento nacional” contra la República , dirigido por el General Francisco Franco y el partido Falange Española, cuya ideología era muy parecida a la fascista. Franco fue proclamado generalísimo y Jefe de Estado. La Guerra Civil se prolongó hasta 1939, cometiéndose terribles atrocidades producto de viejos odios y resentimientos contenidos, particularmente matanzas masivas contra el clero.
Italia y Alemania ayudaron con armas, alimentos y hombres a los nacionalistas, en tanto que Rusia y otros partidos comunistas ayudaron a los republicanos enviando a las brigadas rojas, convirtiéndose España en el terreno experimental donde se preparó la 2da Guerra Mundial. Terminado el conflicto, Franco inició la reconstrucción y modernización del país con apoyo de un solo partido, La Falange y del Ejército. Nominalmente España continuaba siendo Estado Monárquico, pero sin rey y bajo la jefatura de un Caudillo que reorganizó las Cortes y al Consejo del Reino.
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