Podemos decir que los felices años 20 tuvieron un abrupto fin el 24 de Octubre de 1929, cuando el mercado de acciones de New York se desplomó ante la incredulidad de todo el mundo. Pero ¿A qué se debió esta crisis?, ¿Quiénes se vieron afectados por ella?, ¿Qué consecuencias tuvo esta caída para las grandes economías mundiales? Serán interrogantes que revisaremos a continuación.
I Parte: Las Primeras Luces de desplome.
Al advertirse los primeros indicios de contracción en las transacciones comerciales, los inversionistas mejor informados comenzaron a vender sus acciones antes de que los precios descendieran en exceso, despertando las sospechas en el mercado y otro número importante de accionistas hizo lo mismo. La repentina venta hizo cundir la incertidumbre y todos quienes habían invertido dinero en la bolsa quisieron deshacerse de sus acciones, instalándose un clima de mucha desconfianza, puesto que ya nadie estaba dispuesto a invertir.
Con la excesiva oferta, los precios de las acciones cayeron drásticamente y los inversionistas tuvieron que vender sus acciones por montos muy por debajo de los valores comprados inicialmente.
Las pérdidas fueron millonarias y nada pudo detener la caída, siendo el jueves 24 de octubre de 1929 el más recordado, puesto que más de 12 millones de acciones fueron prácticamente botadas al mercado. El espejismo de la prosperidad había llegado a su fin.
La especulación generalizada sólo tenía como respaldo las expectativas y las sensaciones de seguridad de quienes participaban en el mercado. Al principio el negocio era fácil, viéndose muchas personas interesadas en el negocio, pero sólo bastaría una mínima señal de inseguridad para que todo se desplomara.
Las pérdidas fueron millonarias y nada pudo detener la caída, siendo el jueves 24 de octubre de 1929 el más recordado, puesto que más de 12 millones de acciones fueron prácticamente botadas al mercado. El espejismo de la prosperidad había llegado a su fin.
La especulación generalizada sólo tenía como respaldo las expectativas y las sensaciones de seguridad de quienes participaban en el mercado. Al principio el negocio era fácil, viéndose muchas personas interesadas en el negocio, pero sólo bastaría una mínima señal de inseguridad para que todo se desplomara.
II Parte: El Jueves Negro y la Producción Industrial.
Hacia fines de 1920 la producción industrial había llegado a su auge, siendo las utilidades del primer despegue y el uso de nuevas técnicas la ambición de muchas industrias que se mantuvieron por años con altas tasas de producción. Sin embargo, al cerrarse tan abruptamente la década, la cantidad de productos sobrepasaba la capacidad de compra del pueblo, optando por reducir la producción. Esta decisión supuso el despido masivo de miles de trabajadores, que al no contar con recursos, dejaban de actuar en el mercado como consumidores. De esta forma se paralizaba totalmente las transacciones, deteniéndose el ciclo.
III Parte: Consecuencias de la Caída de Wall Street.
Todos los inversionistas que habían pagado altas sumas por sus acciones estaban totalmente arruinados. Igual suerte corrieron los acreedores, puesto que nadie estaba en condiciones de devolver los préstamos, cayendo muchos en quiebra.
Por otra parte, la crisis afectó tan profundamente a los bancos que cuando la avalancha de clientes acudió a retirar su dinero, muchos bancos debieron cerrar sus puertas con el fin de hacer frente al escenario, dejando millones de personas sin el ahorro de toda una vida.
Por otra parte, la crisis afectó tan profundamente a los bancos que cuando la avalancha de clientes acudió a retirar su dinero, muchos bancos debieron cerrar sus puertas con el fin de hacer frente al escenario, dejando millones de personas sin el ahorro de toda una vida.
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